LA CHICA ELEGIDA
-Sofia Pellegrini
Me encontraba en la Gema Azul, aquella tarde, dos horas después de la muerte de mi guardaespaldas, Martin. Teóricamente no podía estar allí, era una de mis prohibiciones desde siempre, no salir nunca de mi habitación fuera horario o sin permiso del rey o de la reína. Yo era Eléna, la Elegida, la chica entocable, nacida con un poder dado por los dioses y destinada a dirigir el Reino de Masas, aunque no sea la hija del rey. Sin embargo, era una persona muy curiosa y no seguía a menudo las muy escrictadas reglas a mí impuestas. Entonces, aquella tarde estaba con una máscara negra en la cara y, detrás de una puerta, ascoltaba la conversación del rey con las guardias, para entendir che pasó a Martin.
-"Martin estaba aciendo la guardia frente a las murallas que rodean la ciudad, me alejé diez minutos y cuando volví el era muerto con el cuello cubierto de sangre"- decío una guardia.
"- Eso significa que hay un licántropo en la ciudad que ha cruzado las murallas"- respondió el rey. -"Ya no estamos a salvo, debemos tener más cuidado. Eléna, necesita un nuevo guardaespaldas, será Alejandro"-siguió. -"Es muy joven, lo se,tiene solo veinte años, pero es uno de los más hábil con las armas, Eléna estará al seguro con él."-
El día siguiente, conocí a Alejandro. Era un chico fascinante, alto, con unos rizos negros como la noche y ojos azul oscuro. Hablé con él por toda la mañana y descubrí que era muy inteligente y ensayo, pero al mismo tiempo muy instintivo, decía todo lo que le pasaba en la miente. Había algo en él que me atraía y, por la manera en que me miraba y hablaba se veía que él también sentía lo mismo.
Desde aquel momento nos hicimos enseparables y, aunque no era permitido, estábamos juntos en secreto. Un día, un meses después de nuestro primer encuentro, estabamos mirando la vista desde el techo del castillo y vimos flechas de fuego cruzando las altas murallas de la ciudad y luego decenas de figuras negras pasaron por encima de las murallas: había un ataque de los licántropos oscuros, los monstruos aterradores por los que se construyeron las murallas.
-"¡Vamos ahora mismo, Eléna!"- decío inmediatamente Alejandro. Luego él y yo (porque él me había ensegnado como se usan las armas, aunque no estaba permitido para mí) corrimos a prepararnos para pelear, y después de tres horas de combatimiento, fueron muertos todos los licántropos, la ciudad era de nuevo al seguro.
Una semana más tarde, estaba durmiendo abrazada a Alejandro.
En un momento me dicío -"Eléna, necesito tomar un poco de aire fresco, voy a hacer un paseo fuera"-
-" Quieras que te acompañe?"- le pregunté.
-"No, no te preocupes, amor, vuelve a dormir"-
Aunque me pareció extraño que no quería que viniera con él como siempre, no le pregunté nada, pero cuando salío de la habitación, me levanté y miré por la ventana para verlo salir del castillo. Algún minudos después le vi, no podía creer a mis ojos. Después de ser salido de la puerta del castillo se rasgaron su ropa porque se hizo el doble de alto y grande y de su piel surgieron largos pelos negros: Alejandro era un licántropo.
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