El problema de la normalización de hechos y
datos alarmantes
En los últimos años hemos
podido notar que se ha ido marcando una tendencia, para mí negativa: la normalización
de hechos y de datos alarmantes que en una situación más humanizada habrían provocado
pavor y revuelo entre la gente, pero que ahora se reciben en un ambiente de resignación
e indiferencia. Las causas de este comportamiento de la gente podrían ser diversas.
Por ejemplo, la adaptación a este tipo de eventos o simplemente la gran oferta
de información hace que las noticias nos causen un interés durante un plazo de
pocas horas, porque después llegará otra de importancia igual o mayor. Un
ejemplo de la normalización de hechos escandalosos puede ser la reciente imputación
de Donald Trump, expresidente de los Estados Unidos, que ha causado muy pocas reacciones
en comparación al tamaño de la noticia. Un ejemplo precedente es el número de
muertos por Covid-19, ya que hemos tratado esas cifras como algo puramente matemático,
y no como lo que representan, personas humanas que han tenido una vida y la han
perdido a causa de algo que no podemos ni ver.
Pero yo no voy a hablar
del tema en concreto, simplemente voy a intentar determinar si esta tendencia
es positiva o negativa. Para mí, esta “moda”, por definirlo de alguna manera, no
nos llevará a ninguna parte, porque la frialdad y la insensibilidad con la cual
recibimos ciertas noticias causa una neblina entre la realidad y nuestra visión
del mundo. Una falta de indignación en ciertas noticias hará que poco a poco
nos volvamos menos humanos y al mismo tiempo hará que el malhechor salga
indemne socialmente de estos hechos. Como antítesis a mi razonamiento podríamos
pensar que esta indiferencia es una manera de protegernos de la realidad, pero
creo que sería un gran error hacer eso, ya que recuerda los acontecimientos de
Alemania que marcaron la historia reciente del mundo. Resumiendo, los alemanes
se cansaron de sufrir y votar por falsas promesas, y le dieron el poder a un
austriaco con sueños de gloria, que prometió hacer de ellos un gran país, y
como está pasando hoy en otros países, los alemanes se alejaron de la realidad
y recibieron con indiferencia e incluso un poco de entusiasmo las terribles noticias
que les llegaban. Me olvidaba, ese megalómano con sueños de gloria se llamaba
Adolf Hitler y acabó bastante mal, un poco como todos los alemanes, en esos
años.
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